22 Oct Un cigarrillo, dos peligros
Encender un cigarrillo lleva 4,1 segundos, lo que implica que, circulando a 100 km/h, se recorren 113 metros sin la atención plena en la carretera.
Fumárselo requiere unos tres o cuatro minutos, es decir, “seis kilómetros con una sola mano bien colocada en el volante, lo que en situaciones normales ya es peligroso de por sí”, indica el doctor José Luis Díaz Maroto, coordinador del grupo de trabajo de tabaquismo de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).
“Encender, tirar la ceniza, apagar el cigarillo… todo causa distracciones y pone en riesgo la seguridad vial”, señala el doctor Fernando Pérez, presidente de la Sociedad Española de Medicina del Tráfico (SEMT).
El 60% de los accidentes y el 30% de las víctimas mortales se producen por distracciones, y fumar es una causa frecuente de distracción. Además, “el humo del tabaco altera la capacidad motora y cognitiva, se tienen menos reflejos justo cuando más lo necesitas y así es más fácil sufrir un accidente”, añade el doctor Carlos Jiménez, presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
Semergen, SEMT y SEPAR se han unido en una iniciativa para concienciar sobre el peligro de fumar en el coche, tanto por las distracciones que genera y su consiguiente peligro para todos los peatones y vehículos, como por los riesgos para la salud del conductor y otros ocupantes.
Irritabilidad, dolor de cabeza
El humo del tabaco contiene más de 7.000 sustancias (al menos 250 nocivas y 70 cancerígenas). Independientemente de que se abran las ventanillas, éstas quedan retenidas en el vehículo y sus ocupantes seguirán respirándolas durante semanas.
OXÍGENO. Al fumar, se crea monóxido de carbono, lo que lleva a una mala oxigenación. Al recibir menos oxígeno, aumenta la irritabilidad, cansancio, somnolencia, dolor de cabeza, confusiones, la frecuencia cardiaca y la presión arterial. Disminuyen los reflejos y la capacidad de reacción.
ASMA. Las sustancias depositadas en asientos, tapicería y alfombrillas pueden ser cancerígenas y son especialmente peligrosas para los más propensos a sufrir ataques de asma.
RIESGO. A largo plazo, la exposición al humo del tabaco en espacios cerrados como el vehículo aumenta el riesgo de sufrir un ictus, enfermedades cardiovasculares, tumorales y bronquitis crónicas.
Tomado de Revista DGT